La congelación es una técnica de conservación que consiste en solidificar el agua que contienen los alimentos. De esta manera ésta deja de estar disponible para los microorganismos y enzimas responsables de la alteración de los alimentos, así no pueden desarrollarse y, por lo tanto, el alimento se conserva más tiempo y alarga su vida útil.
¿Qué congelamos? Multitud de productos, desde alimentos básicos como verduras y hortalizas hasta preparaciones elaboradas como croquetas, sopas o postres. Las verduras, hortalizas, carnes y pescado congelados, ya estén en crudo o cocinados, son una buena solución para las personas que no tienen tiempo para ir a la compra a menudo o que no tienen tiempo de cocinar todos los días ya que, de esta manera, pueden disfrutar de comida sana y casera sin tener que recurrir a alimentos procesados menos saludables.
Las cualidades nutricionales dependen del método de congelación que usemos. La congelación industrial, rápida y a muy baja temperatura, mantiene los nutrientes esenciales intactos además de garantizar la salubridad de los alimentos.
En la congelación en casa, debes que cocinar las verduras, escaldarlas o cocinarlas al vapor antes de congelarlas para disminuir o detener la acción de las enzimas. Estas enzimas ayudan al crecimiento y a la maduración de las hortalizas y las verduras y, si estas no se detienen (aplicando temperatura), continúan madurando los frutos causando pérdida de sabor y de color puesto que siguen activas a temperaturas de congelación. Pasadas unas semanas las verduras presentarían mal sabor, mal color y una textura endurecida. Las carnes y pescados deben congelarse en pequeñas porciones, bien protegidos del frío y debe señalarse siempre la fecha de congelación para así evitar consumirlos pasados tres o cuatro meses.
Hay que tener en cuenta que los alimentos congelados deben mantener la temperatura. Se debe ser cuidadoso en la compra y en el transporte. De hecho, si el alimento se ha descongelado parcialmente, un indicador será la formación de cristales de hielo en la superficie del producto, lo cual puede alterar sus propiedades.
Además, debes saber que la descongelación debe realizarse siempre en el frigorífico (o en microondas), nunca a temperatura ambiente, para evitar la proliferación bacteriana.
Y por último, una vez descongelado el producto... ¡no vuelvar a congelarlo! Cocina los ingredientes descongelados rápidamente y ten en cuenta siempre estas consideraciones en la cocina al usar esta técnica de conservación.