El mundo hoy día lleva un ritmo frenético. También en la cocina. El crecimiento del fast food, los platos precocinados o los menús preparados y listos para comer… son ejemplos del vertiginoso estilo de vida actual. ¡¡Stop!! Antes de que sigas ‘comiendo por comer’, queremos hablarte de algo que podría cambiar no solo cómo cocinas, sino cómo vives cada bocado: el Mindful Eating.
Este concepto no es una moda pasajera ni otro truco healthy de Instagram. Es una filosofía sencilla, deliciosa y, sobre todo, sostenible y saludable. Y, spoiler: no necesitas ser un monje tibetano para ponerla en práctica. ¡Vamos a darle un mordisco a este tema!
¿Qué significa Mindful Eating?
El Mindful Eating, o comer con atención plena, es una práctica derivada del Mindfulness. Pero, ojo, no se trata solo de masticar más lento o mirar tu plato con cara de haber tenido una revelación. Es algo mucho más profundo. Consiste en prestar atención al acto de comer de forma consciente, sin distracciones, conectando con tus sentidos, tus emociones y tus señales internas de hambre y saciedad.
Y es que, en nuestro día a día, es normal que comamos con prisas, distraídos, sumidos en la multitarea… Por ejemplo, ¿sabías que, según un estudio, más del 90 % de las personas mira el móvil mientras come? Aunque es algo normalizado, esto provoca algunos efectos no deseables para el organismo, como malas digestiones, pesadez o comer más de lo que realmente necesitas.
Así, la nutrición consciente va un pasito más allá. Implica analizar cómo comes, qué eliges comer y por qué. Es decir, se trata de preguntarte cosas como "¿De verdad tengo hambre o solo es aburrimiento, sed o sueño?" o "¿Este alimento nutre mi cuerpo o solo mi antojo?".


¿Qué beneficios tiene la nutrición consciente?
Eso sí, el objetivo no es juzgar, sino entender tus respuestas físicas y mentales para poder seguir una alimentación saludable. Ten en cuenta que adoptar el Mindful Eating trae un montón de ventajas:
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Mejora la digestión. Al comer más despacio y masticar bien, ayudas a tu sistema digestivo a hacer su trabajo. Y adivina qué: menos hinchazón, menos pesadez y más energía post comida . ¡Bye bye, siestas forzadas!
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Regula el apetito. Cuando practicas el Mindful Eating, aprendes a detectar cuándo has saciado tu hambre con mayor precisión. ¿Atracones, eso qué es? Esto se debe a que, al ralentizar la ingesta, das tiempo a tu cuerpo a mandar la señal de saciado al cerebro. De hecho, según un estudio, las personas que apuestan por la nutrición consciente tienden a tener un peso más saludable ⚖ a largo plazo.
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Evita comer impulsivamente. Existen diferentes tipos de hambre, desde la fisiológica, dirigida a aportar nutrientes al organismo, hasta la emocional, motivada por tu estado de ánimo. Por eso, al comer consciente puedes identificar el verdadero origen de tu apetito, sin caer en las artimañas de tu mente.
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Aumenta el disfrute de la comida. Con el Mindful Eating, además, cada bocado se vuelve una fiesta de sabores, aromas y percepciones. ¡Y eso, amante de la gastronomía, es oro puro en un mundo de comidas rápidas y multitasking!
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Reduce el estrés. Seguir una nutrición consciente también crea un espacio mental de calma en medio del caos diario y ayuda a disminuir la ansiedad por la comida. Es como una mini meditación, pero mucho más suculenta; un momento de pausa en la vorágine diaria con un buen sabor de boca.
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Fomenta elecciones más saludables. Al estar más presente, eliges mejor. Menos "me como lo primero que veo" y más "voy a darme lo que realmente me nutre".
¿Cómo practicar mindfulness comiendo?
Una vez que conoces los beneficios del Mindful Eating, pongámonos manos al plato. Te dejamos unas claves para integrar esta práctica en tu día a día de forma útil. Aquí tienes los 7 pasos de la nutrición consciente:
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¿Hambre u obsesión? Antes de comer, toma conciencia de por qué se te ha despertado el apetito. A lo mejor, que el cuerpo te pida un helado de chocolate a las 2 de la madrugada cuando te ha dejado tu pareja esa misma tarde o que te pirres por unas palomitas cuando ves una película el domingo es más una respuesta emocional que fisiológica, ¿podría ser?
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Desconecta para conectar. Apaga el móvil, la tele y hasta Alexa si hace falta. Regálate unos minutos de conexión real con tu comida, sin distracciones.
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Observa tu plato. Mira colores, texturas, formas, aromas. ¡Dile "hola" con todos los sentidos antes de darle el primer bocado! Como si fueras un cavernícola que acaba de descubrir el fuego.
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Mastica despacio. No es una carrera. Cada mordisco merece su momento de gloria. En este sentido, los expertos recomiendan masticar cada bocado unas 30 veces. También te puede ayudar soltar el tenedor entre bocado y bocado para mantener un ritmo lento.
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Siente tus señales internas. Pregúntate: ¿Estoy lleno ya? Un tip extra: deja de comer cuando estés lleno, no cuando el plato esté vacío. Por suerte, existen muchas solucionespara conservar lo que sobre y evitar el desperdicio.
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Disfruta el proceso. Aprecia más allá del acto de comer. El Mindful Eating se extiende desde que haces la lista de la compra y vas al supermercado, eliges los ingredientes, cocinas y hasta que montas tu mesa bonita (aunque sea un martes cualquiera).
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Permítete el placer. Comer consciente no es comer "perfecto". Es disfrutar cada sabor, incluso esos caprichitos dulces de vez en cuando, sin culpas.
Mindful Eating: ejercicios
Preparar recetas que requieran su tiempo de espera, como los fermentados, puede ayudarte a poner en práctica el Mindful Eating, ya que además de elaborar un alimento muy sano, trabajas la paciencia y practicas una manera más calmada de cocinar. ¿Quieres una idea para comenzar con la nutrición consciente?
La preparación del yogur resulta muy sencilla y relajante. Te contamos cómo hacerlo en 3 pasos con el Kefir & Yogur Maker:


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Vierte 800 ml de leche de la nevera en el recipiente translúcido.
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Calienta la leche en el microondas a 800 W durante 7 minutos (80 ºC).
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Deja enfriar la leche durante 30 minutos (52 ºC).
Si utilizas yogur natural o casero:
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Agrega 6 cucharadas (80 g) de yogur natural o casero y mezcla bien.
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Coloca el recipiente translúcido con la tapa de silicona en el aislante térmico.
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Fermenta durante aproximadamente 8 horas.
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Saca el recipiente del aislante térmico. ¡Listo para disfrutar!
Si utilizas yogur en polvo:
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Agrega ½ cucharadita de polvo (medidas en función de instrucciones fabricante)
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Coloca el recipiente translúcido con la tapa de silicona en el aislante térmico.
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Fermenta durante aproximadamente 24-48 horas.
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Saca el recipiente del aislante térmico. ¡Listo para disfrutar!
¡Y recuerda! El Mindful Eating no se trata de una dieta, sino de un cambio de hábitos con el que mejorarás tu relación con la comida y aprenderás a nutrirte respetando tus ritmos y tu saciedad. Es como pasar de ver la vida en blanco y negro a vivirla en tecnicolor. ¡Y en la cocina, eso se nota! Más creatividad, más disfrute y, sobre todo, una relación más sana y sostenible con los alimentos y contigo.