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14.05.2018

Vivir sin plástico: ¿cómo reducir el plástico en la compra de alimentos?

Por Anaïs Capilla
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El plástico tiene una vida útil muy corta pero deja una huella muy duradera. Y es que este material, una vez desechado, se hace cada vez más pequeño, pero nunca llega a desaparecer: se convierte en microplásticos que se acumulan en el mar y que provocan la destrucción del entorno y un gran daño para los animales.

Reciclar el plástico es el primer paso para evitar esta situación, por supuesto, pero quizá deberíamos plantearnos reducir su consumo masivo, y hacer un uso más responsable y sostenible. Aunque... ¿es realmente posible vivir sin plástico?

 

Datos relativos a la producción de plástico

Algunos datos quizá te hagan ser consciente de la magnitud del problema. En los últimos 50 años, se ha disparado la producción mundial de plástico. En el año 2002, se produjeron 204 millones de toneladas, pero es que en 2013 esta cifra aumentó un 50%: la producción de plástico alcanzó los 299 millones de toneladas. ¡Y se estima que en 2020 se superen los 500 millones de toneladas anuales! Un 900% más que en 1980. Además, la mayor parte de ese plástico se usa para la fabricación de envases de... ¡un solo uso! ¿No te parece una locura? Y lo peor: ¿sabes cuánto tardan en descomponerse los envases? Una botella de agua, por ejemplo, ¡500 años! Una bolsa del supermercado, ¡55 años! Y una simple colilla, entre 1 y 5 años.

 

Vivir sin plástico

Prescindir del plástico puede ser difícil aunque no imposible: hay que plantearlo como un reto para que se acabe convirtiendo en un hábito, con pequeños gestos para reducir su consumo. ¡No se trata de cambiarlo todo de golpe! Al principio, tendrás que prestar más atención a qué lleva plástico, qué no y dónde adquirir productos sin este material, como en las tiendas a granel. Al final, lo tendrás tan interiorizado que vivir sin plástico te resultará de lo más habitual. ¿Te unes al reto?

Si prestas atención, verás que el plástico forma parte de tu día a día y de tu compra habitual: desde el cepillo de dientes hasta los bastoncillos de los oídos, pasando por los productos de belleza, el champú... ¡y eso solo en el baño! De hecho, casi cualquier producto viene en un envase de plástico, o es plástico en sí mismo, como las pajitas.

Sin embargo, tanto en la alimentación como en los productos de limpieza, existen alternativas como, por ejemplo, los establecimientos donde comprarlos a granel. En el proceso, es importante establecer objetivos realistas y cambiar poco a poco.

 

Plásticos que se escapan de nuestro control

Llegar a la perfección es muy complicado. Y es que vivir sin plástico al 100% es prácticamente imposible: hay muchos productos que llevan plástico innecesario, pero también existen otros que no presentan ninguna otra forma de envase alternativa. Las chapas, los tapones, ¡hasta las diminutas pegatinas de la fruta!... Sin embargo, sí que podemos centrarnos en algunas cosas que son fáciles de cambiar para no generar tantos residuos. ¡Y es más fácil de lo que puedas pensar!

 

Ideas para reducir el consumo de plástico

Es sencillo, solo tienes que interiorizarlo y convertirlo en tu rutina. Empieza por lo más simple: pide en el supermercado que no te pongan bolsa. Es muy fácil sustituirla: usa bolsas de tela, bolsas reutilizables o recipientes de cristal si vas a una tienda a granel.

Lo siguiente es evitar comprar envases individuales, es decir, cualquier tipo de empaquetado con plástico. Para ello, tan solo tienes que dejar de comprar en supermercados o hipermercados y pasarte a tiendas más pequeñas que vendan a granel, y que trabajen con productos de cercanía. De esta manera, puedes guardar la pasta, los cereales, las especias o las legumbres en tus propias bolsas, en botes o en wraps. Por supuesto, no te olvides del carrito (¡es tan cómodo y práctico!...) o de bolsas grandes para organizar toda la compra.

Ve a comprar el pan con una bolsa de tela, así lo hacían nuestras abuelas, pero es que también puedes hacerlo para las frutas, las legumbres y los frutos secos con bolsas más pequeñas de tela o de rejilla. A la hora de comprar huevos, elige los que vienen en hueveras de cartón y no los embalados con un plástico fino, mientras que para la compra de bebidas es mejor optar por las botellas de vidrio. De hecho, puedes llevar tu propio bote de cristal para el yogur.

¿Y al llegar a casa con todo lo comprado a granel? Esta parte no tiene que ser solo práctica, ¡sino que también puede ser creativa! Guárdalo todo en botes de cristal y organízalos o píntalos a tu gusto. La pasta, las legumbres, los frutos secos y las especias quedan preciosas a la vista y en tarros de cristal. Y aunque hay compras inevitables, busca la manera de generar menos plástico. Por ejemplo, en el caso del aceite, compra las garrafas más grandes y ya en casa rellena botellas de cristal para que sea más cómodo y fácil de servir.

Y en cuanto a transportar comida y bebida fuera de casa, ¡también es muy sencillo! Hazte con algunos recipientes y fiambreras duraderos; evita los recipientes de usar y tirar.

Asegúrate de que estén fabricados con materiales de calidad y de que sean bien herméticos. El Jar to Go, por ejemplo, es ideal para transportar tanto alimentos sólidos como líquidos; ¡te permite, incluso, transportar distintos tipos de alimentos en compartimentos separados!: yogur y fruta, zumo y galletas, caldo y picatostes... ¿Se te ocurre algo más práctico?

Si vas de picnic, nada mejor que optar por cubiertos y vasos como los Twin One, o por wraps o fundas de silicona para guardar bocadillos. Y para los más pequeños, ¡pajitas de metal!
Granito a granito se pueden hacer cambios muy necesarios e importantes para cuidar el planeta. Ya sabes: di no a las bolsas de plástico de los supermercados, lleva tus propias bolsas o recipientes, opta por comprar en tiendas a granel para evitar el empaquetado con plástico y hazte con recipientes y fiambreras duraderos y fabricados con materiales de calidad; ¡di adiós a los recipientes desechables! ¿Te apuntas a una vida con menos plástico?

 

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