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19.01.2017

¿Existen los alimentos afrodisíacos?

Por Joana Manyalich Blasi

Todas las culturas tienen en su historia culinaria referencias a alimentos y preparaciones "con efectos afrodisíacos". No es de extrañar si tenemos en cuenta que la base de la existencia de todo ser vivo es alimentarse y reproducirse. Ahora bien, ¿cuánto hay de cierto y cuanto de sugestión?

La literatura y, más recientemente el cine y la televisión han hecho famosos algunos alimentos etiquetándolos de afrodisíacos, como por ejemplo las ostras,o las fresas con cava o champán. Y actualmente la ciencia ya está suficientemente avanzada como para poder determinar qué nos hace subir la libido y en qué alimentos podemos encontrar el componente necesario para hacerlo. Es el caso por ejemplo del cacao, y en menor proporción el chocolate, que por su contenido en teobromina actúa como vasodilatador y estimulante del sistema cardíaco y nervioso.

Pero son más los alimentos considerados afrodisíacos. Si volvemos a las tradiciones de culturas antiguas, lo son tambiénlas almendras y los higos, que están relacionados con la fertilidad femenina, así como especias y hierbas aromáticas tales como la vainilla, la canela, el anís, el clavo, la menta o la salvia, entre muchos otros.

Efectos de los alimentos afrodisíacos

Sin embargo tenemos que decir que,a la hora de aumentar el deseo sexual son muchos los factores que entran en juego, y que van más allá de los componentes de unos alimentos u otros. De hecho a fecha de hoy no se conoce ningún alimento que se evidencie como afrodisíaco per se. ¿Significa esto que no hay nada de cierto en las creencias y tradiciones antiguas que relacionan determinados alimentos con la salud sexual? En absoluto, no se trata solo de un sentido simbólico. Del mismo modo que en otras cuestiones se ha podido arrojar evidencia científica en algunas tradiciones alimentarias de sabiduría popular, también en cuanto a salud sexual podemos afirmar que existe relación con la nutrición. Si volvemos a los alimentos afrodisíacos mencionados anteriormente, por sus características nutricionales, todos ellos cumplen con alguno o algunos de estos efectos:

  • Proporcionan energía inmediata por su riqueza en glúcidos de absorción rápida o por su riqueza en grasa. Es el caso de los higos, las fresas, las almendras o el cacao y el chocolate
  • Aportan nutrientes indispensables para una correcta salud sexual y reproductiva, como el zinc, indispensable tanto para el desarrollo del aparato reproductor, como para su funcionamiento y fertilidad. Este mineral se encuentra presente en el marisco, y claro, en las ostras. O el ácido fólico, vitamina esencial para el desarrollo neuronal del feto las primeras semanas de gestación, y presente en cantidad importante en los higos, que por otro lado, por su aspecto, siempre se han relacionado con el órgano sexual femenino
  • Estimulan el sistema nervioso y el sistema cardíaco, disminuyendo el cansancio y la fatiga, principales enemigos de la libido. Es el caso del cacao y del chocolate

Otra forma de conseguir el aumento de la apetencia sexual puede ser a través del calor, haciendo subir la temperatura... Existen especies como el jengibre, la pimienta, o para los más atrevidos: la cayena, la guindilla, el chile, etc., que por su contenido en capsaicina, (componente químico responsable del picante característico de este tipo de alimentos y que estimula el receptor térmico en la piel) hace que suba nuestra temperatura y con ella la del ambiente.

Pero si lo que buscamos es un efecto más rápido y directo sobre el deseo sexual, la sugestión mental es seguramente el agente más poderoso sobre el efecto afrodisíaco de un alimento: la alusión de los órganos sexuales hace volar la imaginación y puede llegar a ocasionar ese efecto deseado de aumento de la libido,  como en el caso de las ostras, los higos, las almendras o los plátanos.

A partir de aquí, el campo de actuación se amplía y la imaginación coge protagonismo: música, luz, imágenes, literatura, juegos, aromas...