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28.09.2017

Aprende a leer las etiquetas de los productos

Por Anaïs Capilla
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Las etiquetas contienen la información de los productos que consumimos, además de otros datos relacionados con estos y con las marcas que los elaboran. Leerlas resulta bastante útil para saber exactamente qué es lo que estamos comprando y, en definitiva, consumiendo. Si eres de esas personas que se esmera en llevar una dieta equilibrada, saber leer las etiquetas de los productos que consumes te permitirá conocer su valor nutricional.

 

5 aspectos que debes tener en cuenta cuando leas una etiqueta

Las etiquetas cumplen con una función informativa. Son el medio principal por el que los consumidores conocen la composición de los productos que adquieren, sobre todo la primera vez que los compran o consideran la posibilidad de hacerlo.

El Reglamento Europeo sobre el etiquetado de alimentos dice que las marcas tienen que incluir información relativa a siete aspectos: energía, proteínas, grasas, grasas saturadas, carbohidratos, azúcares y sales, cada uno de los cuales debe estar expresado en valores de gramos o mililitros.

 

¿No sabes cómo leer una etiqueta Ten en cuenta los 5 puntos que te enseñamos a continuación:

 

1. Ingredientes de los productos

Los ingredientes son los componentes con los que están elaborados los productos. Aparecerán según la cantidad que estos lleven. Primero se mostrarán los ingredientes con mayor presencia en el alimento y luego los que menor presencia tengan. Este sistema tiene la desventaja de que en muchas ocasiones los ingredientes se camuflan con nombres extraños. Por ello, te recomendamos comprar solo aquellos alimentos cuyos componentes se expresen de forma clara.

 

2. Origen

Esta información nos permite saber de dónde provienen los alimentos. Este tipo de datos son útiles si queremos elegir productos locales o si queremos saber si estamos contribuyendo a un tipo de producción sostenible o no.

 

3. Porcentaje de nutrientes

Lo más importante es fijarse en la calidad de los nutrientes de cada alimento antes que en si tiene muchas o pocas calorías:

  • En cuanto a las grasas, lo mejor es detenerse tanto en la cantidad como en el tipo de estas; lo ideal es que sean insaturadas antes que saturadas (salvo cuando se trate de productos lácteos) y que no contengan grasas trans.
  • Conocer la cantidad de colesterol que aporta un producto es especialmente útil para las personas que tienen niveles elevados de colesterol y siguen una dieta específica.
  • En cuanto a los azúcares simples o añadidos, ten en cuenta la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS): la dosis máxima no debe sobrepasar las 6 cucharaditas diarias.
  • En lo referente a la sal y el sodio, la OMS recomienda un máximo  de 5 gramos de sal y 2 de sodio al día.

Sin embargo, ten en cuenta que la información nutricional que aparece en las etiquetas se basa en una dieta de 2000 kilocalorías diarias, es decir, no se adecua a las necesidades nutricionales de cada individuo en particular. Además, no todos los nutrientes aparecen en las etiquetas; algunas marcas los obvian porque no es obligatorio ponerlos o porque sobrepasan los límites diarios.

 

4. No te guíes por etiquetas '0% en' o 'rico en'

Muchos alimentos que llevan este tipo de etiquetas pueden no llevar grasa, pero estar repletos de azúcares. ¿Crees que te conviene un producto así? A otros les añaden las mil y una vitaminas, pero de nada nos sirven si les ponen las mismas cantidades de azúcar. Los edulcorantes no tienen calorías, pero sí que repercuten negativamente en la salud de nuestra microbiota intestinal. Por eso, lo mejor es guiarte por el listado de ingredientes y componentes.

 

5. Información sobre alérgenos

Estos datos son importantes para las personas que sufren de alergias. También para mirar bien las trazas. Si un producto puede generar alergias de cualquier tipo, la normativa exige que estos alérgenos estén más resaltados que el resto de componentes para que resulte más fácil identificarlos.

 

Leer las etiquetas de los productos es útil y necesario. Sin embargo, lo ideal es adquirir más productos frescos y menos productos procesados. Prepara platos caseros con productos frescos de forma rápida, sencilla y fácil. Así sabrás realmente lo que comes y podrás olvidarte de las etiquetas: ganarás en salud y en bienestar.